Como los malos actores, esas historias de amores sin cabeza ni pies, se cruzaron las miradas, y un papel que invitaba hasta la próxima vez. Así empezó la función, con una gran conexión, o mejor dicho al revés, hasta que la noche oportuna les hizo un guiño la luna, y se volvieron a ver. Como al ratito se olvidaron de sus peros, y sin querer se quisieron. Ella estaba loca de remate y él también, loco por conocer a esa mujer.