No tengo penas ni tengo amores, y así no sufro de sinsabores. Con todo el mundo estoy a mano; como no juego, ni pierdo, ni gano. No tengo mucho, ni tengo poco; como no opino, no me equivoco. Y como metas yo no me trazo, nunca supe lo que es un fracaso. Alegría y tristeza es lo mismo para mí, que no me interesa sentir. Porque en el ángulo de la vida, yo he decidido ser la bisectriz. No me involucro en la pareja, y así no sufro cuando me dejan. A nadie quise jamás en serio, y entonces nunca lloro en los entierros. No pasa nada si no me muevo, por eso todo me chupa un huevo. Y no me mata la indecisión, si "Should I stay, o should I go". "Ojos que no ven, corazón que no siente", dijo un ciego cornudo una vez. Y no soy como Hamlet Perez, no me importa nada si ser o no ser. Dirán algunos "Qué insensible", otros dirán "Que vacía y simple", y esas palabras las lleva el viento. Como no escucho, no me caliento. No estoy arriba ni abajo, ya ni mejoro, ni voy a empeorar. Y como nunca empiezo nada, no me pone ansioso poder terminar.