Son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel, o en un cajón; como un ladrón, te acechan detrás de la puerta, te tienen tan a su merced como hojas muertas que el viento arrastra allá o aquí, que te sonríen tristes, y nos
hacen que lloremos cuando nadie nos ve.