Prefiero mil veces tu odio que tu indiferencia. Gritame con bronca, rasguñame el alma, rompé mis ventanas, detestame con cada centímetro de tu ser, y así sabré lo mucho que me quisiste, pero por favor no me olvides. Ódiame en lo más hondo de tu corazón, que cuando evoques mi imagen tu estómago se retuerza de ira, implora a Dios que termine con mi vida, pero no me tires al olvido, no hay peor muerte que el olvido. Arráncame te de tu vida pero nunca de tu mente, no de ahí; sólo hay un lugar del que nunca podrás borrarme, por más que quieras, en tu piel habito
por siempre.
por siempre.